domingo, 29 de agosto de 2010

Pequeñas decepciones cotidianas.

Cerca de mi casa venden unos enormes pedazos de torta a unos Bs 10, mi tía solo come harinas y azúcares así que esas tortas no se salen de su menú, y un par de veces he tenido que ir a comprarle una porción. Desde el primer día que comí de esas tortas me han parecido realmente feas, faltas de gusto, mal hechas, asquerosas y recuerdo claramente haber expresado públicamente mi desprecio por esos intentos de postre en cada oportunidad que las compran, dando argumentos y demás.
Mi tía que ha vivido en la misma casa que yo, que ha escuchado muchísimas veces la aberración culinaria que me parecen las susodichas, aparece hoy con un pedazo de torta de "fresa", para mí y aparte de un pedazo de torta para ella.
Mientras yo estoy un poco frustrado por que no escucha nada de lo que digo, ella está feliz porque se puede comer dos porciones de torta, la suya y la que no me voy a comer.

Matt A.


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