domingo, 5 de julio de 2015

Nacho

Hoy murió Nacho tomamos la decisión de que no sufriera más, ya no podía levantarse solo, luego de 18 años que pasaron para los dos, pero como es bien sabido los perros envejecen antes y nashito desarrolló todos los problemas típicos de la vejez, entre ellos displasia de cadera.



El día que Nasho llegó a la casa mi primera y honesta reacción fue decir, ¡Que perro tan feo!, estaba desnutrido, y con una panza abultada típica de los perros con parásitos, se notaba mucho que los pocos días que tenía vivo había tenido una vida muy dura y acompañanda de piojos.

Lo trajo a la casa un niño que vivía cerca y que pertenecía a los boy scouts, en su casa no le habían permitido tenerlo luego de que él lo recogiera de la calle, entonces mi tía le abrió las puertas a nacho mientras se le encontraba un hogar como ha sucedido con los otros cuatro perros que viven hoy en la casa.

Algunos años luego por razones que desconozco ese niño, el que trajo a nacho se suicidó.

Mi tía le había dispuesto a nashito un espacio en un depósito al otro lado del patio, justo al otro lado de mi cuarto y allí estuvo durmiendo hasta que se sintió cómodo, había perdido la barriga y ya no tenía piojos, se veía mejor al sentirse mejor, más seguro una noche comenzó a llorar, lloraba insistentemente hasta que alguien se aproximaba, años más tarde todos sabrían que nasho odiaba estar solo, y sus llantos e insistencia lograron que lo sacara de su "encierro" nocturno y lo dejara libre.



A Nashito no le era suficiente con estar fuera del cuarto, entraba al mío y se paraba en dos patas a la orilla de la cama y lloraba hasta que yo lo subía a la cama, era necio, me daba lástima pegarle, ¿quién puede resistirse al chantaje emocional de un cachorro?, y entonces fue así como casi durante toda su vida nashito durmió en mi cama, pegado a mis piernas o espalda, no le gustaba que lo abrazaran, odiaba el frío, su cuerpo flaco y su pelaje fino no eran aptos para las noches en Mérida.

Corría muy rápido en sus buenos tiempos, cuando tomaba fotos en mi casa siempre se metía a ver qué estaba sucediendo y siempre me recibía con alegría, nasho odiaba los morteros, les tenía miedo y era bastante amigable.

En ningún momento yo elegí a Ignacio, él simplemente llegó y se quedó y compartimos todos estos años, duele mucho despegarse de lo que amas aunque nada sea eterno, tengo muy buenos recuerdos, esos que van a durar con migo muchos años, pero hoy me siento muy triste pensando que cuando llegue a la casa mañana ya nacho no va a estar para recibirme.







jueves, 30 de abril de 2015

Venezuela y la obediencia de Milgram


“Los crímenes más horribles de la humanidad no se han cometido solo por malicia sino, sobre todo, por obediencia”     Pepe Beunza




Hace una semana estaba en un mercado de Mérida y veo un movimiento extraño, agitación, personas que corren a mi lado, personas llamando por teléfono.

-"Si chama llegó champú, llégate ya, yo te agarro el tuyo".
Yo me encontraba a pasos de la cesta y no podía evitar pensar en las similitudes de esta escena con las de las películas de zombies que suelo ver, era una horda sobre una víctima; yo era un zombie más, veía con deseo el champú y el acondicionador y me abalancé sobre él empujando y luchando por conseguir este escaso producto, logré hacerme con el champú y el acondicionador, (uno de cada uno, porque es uno por persona), y me dirigí a la cola para pagar, al llegar a la caja sucede algo terrible, -se me había quedado la cédula de identidad-, sin ella no se puede acceder a bienes y servicios en Venezuela, así tengas el dinero en el bolsillo ganado con el sudor de tu frente.




Le digo a la cajera, que se me quedó la cartera en otro pantalón, pero que de verdad tengo necesidad de comprar el producto, trato de ser lo más amable posible.


- Lo siento, solo cumplo órdenes, sin cédula no le puedo vender.

Le digo que es injusto, que ella también forma parte del problema por obedecer, que no tiene sentido el pedirme el documento en físico.



- Si no hago caso me quedo sin trabajo, - Me respondió.



Quizás la razón de lo que sucedió radicara en en el experimento llevado a cabo por Milgran y publicado en 1974 en el libro  llamado "los peligros de la obediencia", en él explicaba los resultados, se estudiaba el daño que podía infligir una persona a otra, bajo la figura de la obediencia, el resultado del experimento...
... "la teoría de la cosificación (agentic state), donde, según Milgram, la esencia de la obediencia consiste en el hecho de que una persona se mira a sí misma como un instrumento que realiza los deseos de otra persona y por lo tanto no se considera a sí mismo responsable de sus actos. Una vez que esta transformación de la percepción personal ha ocurrido en el individuo, todas las características esenciales de la obediencia ocurren. Este es el fundamento del respeto militar a la autoridad: los soldados seguirán, obedecerán y ejecutarán órdenes e instrucciones dictadas por los superiores, con el entendimiento de que la responsabilidad de sus actos recae en el mando de sus superiores jerárquicos."
Tenía mucha rabia y me quedé por bastante tiempo pensando en la cajera, ella era cómplice por cumplir con una orden tan injusta, si todas las cajeras se rebelaran ¿las despedirían a todas?, ¿podía funcionar el local sin empleados?, ¿un abasto debería tener el rol de regular?, odiaba a toda la cadena, la señora de la caja, los dueños del abasto, las autoridades estatales y a mí mismo por haberle rogado que me vendiera algo, suplicar en un mercado para que te dejen comprar cuando se supone que esa es la razón de ser del establecimiento y que ellos ganan dinero porque yo voy a comprarles productos.


Venezuela está llena de órdenes injustas y muchísima gente que las ejecuta, los empleados públicos hacen día tras día cosas por órdenes de sus superiores que muchas veces saben que está mal, pero no hacen nada para cambiarlo, obedecen la orden y forman parte del sufrimiento de los demás venezolanos.


La cajera que no me quiso vender el champú me estaba haciendo daño, pero a ella le importaba más no ser despedida porque encontrar trabajo está difícil y la situación está demasiado dura para la gente de a pie, mis problemas no le importan a los demás, nadie me va a ayudar si no tengo para pagar el soborno, si no tengo palanca, si la otra persona siente que no tiene nada que pueda aprovechar de mi, me sentí un poco triste por la sociedad caníbal en que nos convertimos.

En conclusión, es probable que a las cajeras las manden a darnos 10 azotes frente a los demás clientes si queremos papel higiénico y ellas lo hagan para no perder su trabajo, porque son órdenes y este es un pueblo muy, muy obediente, los gobiernos dictatoriales saben esta situación por lo que suceden casos como los nazis en la segunda guerra mundial en la que bajo órdenes de superiores se cometieron terribles crímenes. 

¿Será que pudiésemos dirigirnos a cosas peores hechas por los otros venezolanos y ordenados por el gobierno?

Resumen del experimento de Milgram

El experimento surgió luego que el científico decidiera verificar el peso de las órdenes de los participantes de los crímenes cometidos por los nazis en la segunda guerra mundial, ¿es obedecer complicidad?


Los sujetos pensaban que estaban haciendo un experimento sobre la memoria, entonces en el rol de maestro tenían órdenes de dar descargas eléctricas al otro sujeto cada oportunidad en que equivocaran, el sujeto al que iban a dar las descargas era un actor al que no veían pero si escuchaban, ¿hasta qué punto era capaz la gente de infligir dolor a otra persona por obedecer una orden?

                                     

El investigador (V) persuade al participante (L) para que dé lo que éste cree son descargas eléctricas dolorosas a otro sujeto (S), el cual es un actor que simula recibirlas. Muchos participantes continuaron dando descargas a pesar de las súplicas del actor para que no lo hiciesen.

Si el "maestro" expresaba al investigador su deseo de no continuar, éste le indicaba imperativamente y según el grado:

  • Continúe, por favor
  • El experimento requiere que usted continúe
  • Es absolutamente esencial que usted continúe
  • Usted no tiene opción alguna. Debe continuar



Si después de esta última frase el "maestro" se negaba a continuar, se paraba el experimento. Si no, se detenía después de que hubiera administrado el máximo de 450 voltios tres veces seguidas.

El 65% de los sujetos que participaron como "maestros" en el experimento administraron el voltaje límite de 450 a sus "alumnos", aunque a muchos el hacerlo les colocase en una situación absolutamente incómoda. Ningún participante paró en el nivel de 300 voltios, límite en el que el alumno dejaba de dar señales de vida, estos resultados se han repetido con bastante aproximación en distintas fechas y en otros grupos de estudio.


En fin, como dijo Mahatma Gandhi: "Cuando una ley es injusta, lo mejor es desobedecer"